«Ahora dicen que quieren plantar 1000 hectáreas más de palmas aceiteras. Aunque no sé adónde van a plantarlas, porque nosotros estamos aquí. Primero tendrán que sacarnos de esta tierra», les dijo Hernán Bedoya a los productores en 2016, sentado en su porche en la región del Chocó de Colombia. 

Al año siguiente, lo asesinaron a plena luz del día, cuando dos hombres armados en una motocicleta le dieron 13 disparos. 

Ramón, el hijo de Hernán, sigue los pasos de su padre al proteger la tierra de su familia de la invasión de plantaciones de palmas aceiteras y bananas y de sus asesinos. «Los paramilitares fueron quienes lo mataron», nos dijo Ramón, «y fueron contratados por los empresarios». 

Hay empresas alrededor del mundo que están obteniendo ganancias de los homicidios de los defensores de la tierra, como Hernán, y no solo a nivel local. El año en que lo asesinaron, Colombia exportó 909 millones de dólares en bananas solo a Europa, junto con 247 millones de dólares en aceite de palma. Todos los productos que llenan los estantes de los supermercados tienen un pasado, y a veces es sangriento. 

Negarte a entregarles tu tierra a las empresas que la quieren es una tarea cada vez más letal. En promedio, durante el 2019 asesinaron a cuatro personas por semana por haberse revelado contra las industrias como la minería, la industria agraria y la explotación forestal, que se apropian de las tierras de las comunidades y causan estragos en el medio ambiente. Colombia fue el país con el mayor número de muertes, con el homicidio de al menos 64 defensores de la tierra y del medio ambiente. 

Estas empresas casi siempre obtienen lo que quieren. Es inusual que arresten o procesen judicialmente a alguien por matar a defensores y, cuando lo hacen, el castigo generalmente recae en aquellos que aprietan el gatillo, no en aquellos que les pagaron por hacerlo.

A cientos de kilómetros de la casa de Ramón, en Bruselas, la capital de la Unión Europea, los legisladores están debatiendo sobre qué se puede hacer para cambiar esto. En el marco de un nuevo desarrollo revolucionario, la Comisión Europea dijo que este año propondrá nuevas leyes pensadas para que las empresas dejen de dañar a las personas y al planeta y para que se responsabilicen por ello cuando lo hagan. 

Las ramificaciones podrían ser enormes. En la actualidad, las empresas multinacionales disfrutan de una riqueza, poder y privilegio sin precedentes y muchas están abusando de ese poder a un costo humano y medioambiental inmenso. Por ejemplo, solo 20 corporaciones son responsables de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Mientras las plantas de carbón y las tuberías de gas continúan introduciendo carbono en nuestra atmósfera, los ganaderos, leñadores y agricultores están arrasando con las selvas que absorben el CO2 y que son una de nuestras mejores armas contra el cambio climático. 

Sin control alguno, estas industrias están haciendo fortuna al exprimir lo último que queda de combustibles fósiles y minerales en nuestro planeta, mientras contaminan el aire, la tierra y el agua que todos necesitamos para sobrevivir. Algunas incluso matan a aquellos que se interponen en su camino.

Nuestros sistemas legales son vergonzosamente inadecuados para darle fin a esto. Más concretamente, ni los gobiernos ni los ciudadanos tienen medios legales reales para responsabilizar a las corporaciones por abusar de los derechos humanos y del medio ambiente. En muchos casos, el poder de las corporaciones excede el de las naciones.

Mientras ciudades enteras se preparan para desaparecer por el aumento del nivel del mar, hay comunidades que se van de sus tierras a causa de las temperaturas extremas y, año tras año, el número de muertes de defensores de la tierra y del medio ambiente aumenta; un régimen internacional de responsabilidad corporativa nunca ha sido más urgente.

Ahora puedes tener voz y voto sobre cómo asegurarnos de que las empresas puedan responsabilizarse de sus actos. La Unión Europea acaba de lanzar una consulta pública que sentará las bases para las nuevas leyes sobre la responsabilidad corporativa y diligencia debida que se están debatiendo ahora en Bruselas. 

Nos espera un largo camino para establecer una legislación que sea tan fuerte como se necesita para hacer la diferencia, pero todas las voces cuentan. Si quieres apoyar nuestras demandas de la Unión Europea, puedes hacerlo aquí. Exigimos que la Unión Europea tenga leyes que protejan a los defensores de la tierra y del medio ambiente, que aseguren justicia para las víctimas del abuso corporativo y que no dejen que ninguna empresa pueda librarse de sus responsabilidades; estas leyes deben aplicarse en todos los eslabones de la cadena de suministro. 

En Colombia, siguen amenazando a la familia de Ramón. «Si pudiéramos recuperar nuestra tierra, no nos amenazarían más», nos dijo Ramón. La historia sobre la valiente pero peligrosa resistencia de Ramón podría haber sido muy diferente si él hubiese estado en un nivel legal más parecido al de los empresarios que ordenaron la muerte de su padre. Debemos pelear por eso, se lo debemos a Ramón y a los miles de defensores de la tierra y del medio ambiente alrededor del mundo.


Preview image credit: Thom Pierce / Guardian / Global Witness / UN Environment

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